Darnos un buen abrazo con un ser querido puede cambiarnos el día. Estamos viviendo un contexto en el que debimos de establecer distancia física, y los abrazos están vetados, algo que por lo menos a mí me ha resultado difícil porque me encanta abrazar a mis amigos y familiares cuando los veo, más aún si no los vi durante algún tiempo. El abrazo es una hermosa muestra de afecto, y todo lo que puede producir y provocar dar un gran abrazo a un ser querido durante algunos segundos, repercute con reales beneficios en nuestro cuerpo tanto a nivel físico como emocional. El abrazo es esencial en nuestras relaciones, la muestra de afecto que se produce en el momento del abrazo, la energía que se transmite al momento de darlo, y lo que provoca es muy poderosa. Los abrazos los necesitamos desde que nacemos, el contacto de piel con nuestra mamá en un comienzo, con nuestro papá y luego con los seres más cercanos es fundamental para nuestro desarrollo psicológico y emocional. Al dar un abrazo nuestro cuerpo segrega oxitocina, además de segregar endorfina, serotonina y dopamina, las cuales producen calma, felicidad y bienestar, mejorando la autoestima, reduciendo los niveles de estrés y de angustia. Con un abrazo nos podemos relajar y liberar tensiones que estén acumuladas en nuestro cuerpo, mejora nuestro estado de ánimo, aumenta nuestra seguridad y confianza, favoreciendo la empatía, la alegría y el buen humor. Hay abrazos que pueden ser inolvidables, seguro recuerdas haber dado y recibido abrazos de oso bien apretados de tu mamá o papá, o de tus abuelos, tu pareja, o el abrazo de un gran amigo o hermano, luego de no haberse visto por mucho tiempo. Abrazar, y ser abrazado, sin duda otorga grandes beneficios, así que los abrazos son saludables y favorecen el sistema inmunológico.
¿Tienes pendiente dar un gran abrazo a alguien cuando la pandemia pase?
¿A quién?